• Carnaval y Fiesta de Ánimas

  • Fiesta de Interés Turístico Regional desde 2015

Los días previos a la Cuaresma, Villafranca, como gran parte del mundo cristiano, ha vivido esa fiesta universal del Carnaval. Parejo a la Fiesta de Ánimas, supone la réplica desenfrenada a los desfiles militares al son marcial de los tambores, de las Cofradías de Ánimas.

Son una nota de colorido, canciones y juegos de equívocos ante la llegada de la primavera temprana y un esparcimiento alegre antes de la seria Cuaresma. Hablar del Carnaval mostrando sus características comunes es un ejercicio vano cuando el de Villafranca tiene personalidad propia. Repasemos algunos de sus elementos más característicos:

1.- El revoltijo de colorido y ropas: Estos días las familias rebuscan en sus baúles para sacar aquellas prendas que, ya olvidadas, se prestan a formar un disfraz improvisado con el que salir a la calle.

2.- La mascarita: Las calles del centro se pueblan de personas disfrazadas y enmascaradas con cartones, visillos o velos. Al grito de “a que no me conoces” nos cruzaremos con un policía que porta una pistola de agua con la que rocía a todo aquel que se acerca, con una enfermera que nos muestra su enorme jeringa, con un agricultor enmascarado que rocía con “azufre” a los paseantes (el azufre es harina), con una tribu de pigmeos que bailan la danza propiciatoria de la caza, con la corte de Felipe V al completo presumiendo de sus lujosos trajes de tafetán. Esto y lo que alcance la imaginación humana, es posible en Villafranca y en estos días.

La mascarita es el elemento más antiguo de esta fiesta profana. El anonimato pone ocasión de meterse amigablemente con el alcalde, de gastar alguna broma y de mostrar la imaginación más desbordante.

Así ha sido este carnaval desde que tenemos memoria. Prohibido durante el franquismo, aunque muchas veces se celebraba porque las autoridades miraban hacia otro lado.

3.- Alegría y broma: Nunca ha llegado a ser una fiesta de bromas pesadas, sí de alegría y de disfrute en actos sociales. Las mañanas y las tardes suponían una cita de todo el pueblo, enmascarado, disfrazado o sin disfrazar para reír sin parar en compañía.

4.- El espíritu de grupo: Hay mascaritas solas y disfraces individuales, pero se observan muchos amigos o vecinos que con un tema común han formado un grupo que pasea, se expone y bromea con los paseantes. Las peñas y sus montajes de carrozas y charangas son buenos ejemplos.

5.- La luz: Es la nueva primavera, la luz radiante de la mancha la que acompaña a todo este colorido y supone un plus en los recuerdos personales de los villafranqueros.

Así ha sido durante mucho tiempo y con el paso del tiempo ha ido ganando lujo y más colorido. Imaginación y ganas de disfrutar en grupo nunca han faltado. Unos días para vivir entre villafranqueros y con todos los que quieran venir.


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